Cuando se habla de inclusión, se suele pensar en accesibilidad, ajustes razonables o derechos laborales. Sin embargo, existe una barrera menos visible pero profundamente arraigada en la sociedad: la infantilización de las personas con discapacidad.
¿Por qué adolescentes y adultos con discapacidad son tratados con actitudes condescendientes, como si fueran niños pequeños? ¿Cómo afecta esto su desarrollo, autonomía y calidad de vida?
Reflexionemos juntos sobre este fenómeno, sus causas y cómo podemos cambiarlo.
¿Qué es la infantilización y por qué es un problema?
La infantilización ocurre cuando a una persona se le trata con un tono, actitud o nivel de exigencia menor al que le corresponde por su edad, como si no tuviera la capacidad de comprender o decidir por sí misma.
🔹 Ejemplos comunes de infantilización:
✔️ Usar diminutivos o tonos exageradamente dulces al dirigirse a ellos: «¡Qué bien lo hiciste, mi amorcito!»
✔️ Asumir que no pueden tomar decisiones y hacerlas por ellos sin preguntar.
✔️ Impedir que exploren su autonomía, como elegir su ropa, hacer una compra o usar redes sociales.
✔️ No hablarles directamente, sino a través de otra persona: «¿Él puede comer solo?»
✔️ Negarles experiencias propias de su edad, como la educación sexual, el acceso al empleo o la vida en pareja.
Aunque esta actitud puede parecer inofensiva, en realidad limita el desarrollo y la inclusión de las personas con discapacidad.
¿Por qué sucede?
Existen diversas razones por las que la sociedad, las familias e incluso los sistemas educativos refuerzan esta conducta:
✔️ Sobreprotección familiar: Muchas familias temen que su hijo/a con discapacidad sufra discriminación o dificultades, y en un intento de protegerlo, terminan limitando su independencia.
✔️ Prejuicios y estereotipos: Se asume erróneamente que discapacidad es sinónimo de incapacidad, cuando en realidad cada persona tiene habilidades y necesidades distintas.
✔️ Falta de formación en educación inclusiva: Muchos docentes y profesionales carecen de estrategias para fomentar la autonomía en estudiantes con discapacidad, por lo que pueden adoptar actitudes paternalistas.
✔️ Representación errónea en medios y cultura popular: Las personas con discapacidad suelen ser retratadas como «ángeles» o «eternos niños», reforzando la idea de que no pueden ser independientes.
Consecuencias de la infantilización
Este fenómeno no solo afecta la autoestima de las personas con discapacidad, sino que también limita su desarrollo en distintas áreas de la vida:
🔴 Pérdida de autonomía: Si desde pequeños no se les permite tomar decisiones ni equivocarse, difícilmente podrán aprender habilidades para la vida adulta.
🔴 Baja autoestima y dependencia emocional: Ser tratado constantemente como un niño hace que la persona dude de sus propias capacidades y dependa siempre de otros para validar sus decisiones.
🔴 Dificultades en la vida social y afectiva: Si no se les permite desarrollarse como cualquier otra persona, su acceso a la vida social, las relaciones de pareja y el empleo se ve restringido.
🔴 Mayor riesgo de vulnerabilidad: La falta de educación sobre sus derechos, su cuerpo y su autonomía los expone a situaciones de abuso o manipulación.
¿Cómo podemos cambiar esta realidad?
Para construir una sociedad verdaderamente inclusiva, es clave repensar nuestras actitudes y promover el desarrollo integral de las personas con discapacidad. Aquí algunas estrategias:
- Desde la familia: confianza en la autonomía
Las familias tienen un rol fundamental en el desarrollo de la identidad y autoestima de sus hijos/as con discapacidad. Algunas preguntas clave para reflexionar:
✔️ ¿Estoy permitiendo que mi hijo/a tome decisiones acorde a su edad?
✔️ ¿Fomento su independencia o tiendo a hacer todo por él/ella?
✔️ ¿Le hablo como a cualquier otra persona de su edad o utilizo un tono infantilizado?
✔️ ¿Le explico las cosas como se las explicaría a cualquier otro adolescente o adulto?
Pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia: desde dejar que elijan su ropa hasta permitirles expresar sus opiniones y deseos sobre su futuro.
- Desde la sociedad: respeto y trato igualitario
Las personas con discapacidad son personas antes que cualquier otra cosa. Necesitan ser vistas como sujetos con derechos y no como «seres especiales» o «eternos niños».
💡 En lugar de asumir que no pueden hacer algo, preguntémosles directamente cómo prefieren recibir ayuda.
💡 Dejemos de usar diminutivos o hablarles con condescendencia.
💡 No los excluyamos de conversaciones importantes ni decidamos por ellos.
- Desde la escuela y la docencia: educación para la autonomía
Los docentes juegan un papel clave en la formación de niños y adolescentes con discapacidad. Algunas prácticas que pueden ayudar:
✔️ Establecer expectativas realistas: Exigirles lo mismo que a sus compañeros, con los apoyos necesarios, en lugar de asumir que no pueden.
✔️ Promover la participación activa: Incluir a los estudiantes con discapacidad en debates, proyectos grupales y actividades de toma de decisiones.
✔️ Hablar sobre sexualidad y vida afectiva: Incluir la educación sexual y emocional sin tabúes ni omisiones.
✔️ Evitar el lenguaje infantilizado: Dirigirse a los estudiantes con respeto y el mismo tono que a los demás.
Conclusión: cambiar la mirada para construir inclusión
La infantilización de las personas con discapacidad es una forma silenciosa de exclusión que limita su autonomía y desarrollo. Como familias, docentes y sociedad, tenemos la responsabilidad de cambiar esta mirada y empezar a tratarlos como lo que son: personas con derechos, sueños y capacidades.
🔹 Reflexionemos: ¿Estamos promoviendo la autonomía o reforzando la dependencia? ¿Qué cambios podemos hacer en nuestro entorno para que las personas con discapacidad sean tratadas con respeto y dignidad?
